La Casa Palacio es un edificio representativo de la arquitectura palaciega aragonesa de la segunda mitad del siglo XVI. El comienzo de la construcción se atribuye al rector de la Iglesia en Quinto, Agustín Porroche, como promotor de la construcción hacia marzo de 1581 con un coste de 1.500 libras jaquesas. Es un inmueble construido íntegramente en ladrillo, de gran envergadura, en la que destacan tres fachadas sin otras construcciones anexas. La casa consta de tres plantas y mantiene la primitiva composición de las fachadas con huecos apenas modificados.

De las tres fachadas, la principal es la que presenta una composición más destacada. En la planta baja se abren dos portadas iguales en arco de medio punto coronadas por escudos de alabastro muy erosionados. Completando esta planta hay unos amplios ventanales, algunos con una notable rejería. En la primera planta se dispusieron seis ventanales adintelados y ligeramente abocinados. La planta superior se abre con un mirador que se desarrolla a lo largo de las tres fachadas del edificio, una composición característica de la segunda mitad del siglo XVI, con vanos en arco de medio punto doblados separados por pilares y con impostas resaltadas en las bases, los antepechos y los arranques de los arcos. La construcción se remata con un alero de ladrillo volado.

El interior de la Casa Palacio era muy austero, quedando en ruina tras más de veinte años de abandono. Sin embargo, se ha mantenido parte de la estructura original, con los espacios organizados en torno a una escalera central. Cabe reseñar los forjados de vigas de madera con extremos labrados con molduras en bocel.

En diciembre de 2017 comienza un proceso de restauración que consolida el edificio en ruina. Desde su origen fue un palacio usado por el rector de la Iglesia (Palacio Parroquial) hasta 1996, año en que queda en desuso y comienza su demolición, paralizada por la iniciativa popular pocos días después. Actualmente es propiedad del Ayuntamiento de Quinto quien se encarga de su conservación.